Superar la vuelta a la rutina: el reto para los empleados y las empresas
Llega septiembre y con ello llega también el fin de las vacaciones de verano para muchos. Las oficinas de las empresas van acogiendo a la plantilla que se reincorpora a su puesto de trabajo habitual. La vuelta a la rutina puede llegar a ser difícil para el empleado, amenazado con padecer el síndrome postvacacional que tanto afecta negativamente a la productividad de una compañía.
Diversos estudios realizados muestran que aproximadamente un 65% de la población española padece lo que se denomina síndrome posvacacional cuando le toca volver a la rutina después de varios días de descanso. Lo que supone que uno de cada tres trabajadores ha padecido, padece o padecerá dicho síndrome.
Este trata de un fenómeno psicoemocional que aparece como reacción al retorno a la rutina y que, actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no la reconoce ni la considera como una enfermedad. Dicho fenómeno se caracteriza por una sensación de falta de energía, desgana y tristeza durante la reincorporación a la rutina y entorno habitual. En sus casos más graves se denomina depresión posvacacional y puede llevar a tener repercusiones emocionales, psicológicas e incluso de salud mucho más graves y acusadas.
Aproximadamente, un 20% de los afectados se recupera en un par de días, mientras que el 35% restante puede tardar incluso varias semanas. Este fenómeno no afecta a un perfil concreto, sino a la forma en la que la persona afronta su retorno a la vida cotidiana y se relaciona con su rutina habitual. “Cuanto más negativa y poco interesante sea esta, más posibilidades hay de sufrir las consecuencias de una depresión posvacacional”.
Evitar caer en este tipo de depresión es mucho más complejo que llevar a cabo acciones específicas, como levantarse más temprano unos días antes o no cargarse de trabajo el primer día. “Para no sufrirla es necesario tener una rutina satisfactoria, la cual sea de nuestra elección y a la que haga ilusión volver “.
Existen 3 claves que toda empresa debería tener en cuenta en la reincorporación de los trabajadores a la rutina habitual. Por una parte cierto es que tras el periodo vacacional existe un cambio de rutinas y de horarios que nos afecta biológica y psicológicamente (menos horas de sueño, más estrés, días más cortos, cambios horarios y geográficos, etc.). Aunque esto no afecta a todas las personas de igual modo ni genera el mismo impacto negativo en todas las empresas, sin duda para integrar de nuevo la rutina en nuestra vida es necesario hacerlo de forma paulatina para que esta, sea considerada como productiva y saludable. Con ello se pretende conseguir reducir el impacto negativo que dicho síndrome tiene sobre la empresa y trabajar la posible falta de rendimiento y desmotivación que los empleados pueden presentar.
Un buen método de reincorporación es;
1. Favorecer un periodo de adaptación: durante los primeros días es favorable ser prudente en la exigencia de resultados, sobretodo en rutinas con fuerte carga psicológica o emocional y con tareas físicas muy exigentes. Siempre que sea posible es favorable incluir medidas de flexibilidad horaria y/o mediante jornadas de trabajo intensivas. Hecho que supone una asimilación paulatina de la carga de trabajo aumentando la consiguiente productividad.
2. Crear y mantener un buen ambiente de trabajo: para que la vuelta sea considerada como fluida y armoniosa es muy importante cuidar el entorno laboral. El ambiente de trabajo se basa en relaciones así que, hay que cultivar un buen clima, una buena gestión y un buen ambiente laboral durante todo el año. Un buen método para obtener una gestión emocional optima y eficaz en los empleados y generar una mayor capacidad de generar relaciones sanas y productivas es mediante la programación de actividades formativas y/o actividades de ocio y disfrute grupal.
3.Introducir pequeños cambios motivadores: durante el periodo vacacional rompemos con los patrones preestablecidos y las rutinas instauradas durante todo el año. Hacer cambios rompe con los anclajes negativos y genera otros más positivos, no hace falta que sean grandes cambios sino pequeños detalles que dinamicen la vuelta de vacaciones y la hagan diferente, motivadora y distinta a la habitual. Redecorar la oficina, redistribuir y organizar el entorno habitual, hacer limpieza de archivos y/o documentos o convocar esa reunión que nunca se tiene con el equipo de manera habitual, son solo alguno de los ejemplos que se pueden utilizar para conseguir un buen retorno.
Maria Rosa Sarradell Cases.
Técnica Sociolaboral y Consultora Empresarial.